¿Está el euro a punto de caer?
A pesar de la miseria impuesta a millones en Grecia y otros países, la crisis de la deuda de Europa sigue empeorando --y amenaza la economía mundial con otra caída.
SI PIENSAS que el impasse político sobre el techo de la deuda en EE.UU. es la mayor amenaza financiera acechando la economía mundial, echa un vistazo allende el Atlántico.
La crisis de la deuda fermentando sobre los gobiernos de las así llamadas economías periféricas de Europa amenaza ahora con engullir algunas de las mayores economías de ese continente. Como el economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini explicó:
La crisis de la eurozona está alcanzando su clímax. Grecia es insolvente. Portugal e Irlanda han recientemente visto sus bonos degradados a la categoría de basura. España aún podría perder acceso al mercado mientras la incertidumbre política se suma a sus problemas fiscales y financieros. La presión financiera sobre Italia ahora se amontona.
Esta crisis es conocida en el mundo financiero como una "crisis de la deuda soberana" --"soberana" en referencia a los bonos gubernamentales, tales como bonos del Tesoro estadounidense. La gran cuestión es la cada vez más evidente incapacidad de Grecia, y posiblemente otros gobiernos europeos altamente endeudados, para pagar su deuda sobre esos bonos.
Banqueros y políticos conservadores quieren hacernos creer que la raíz de esta crisis son los perezosos trabajadores y el generoso estado de bienestar social. Pedro por el contrario, es el resultado de los rescates económicos de los gobiernos a las instituciones financieras europeas durante la crisis del 2008, y la caída de los ingresos tributarios en los meses siguientes. Inevitablemente, las economías más pequeñas de Europa, como Grecia, han sufrido lo peor, provocando la crisis que estalló en el último año.
Durante los años de auge, los bancos europeos estuvieron felices de prestar dinero a Grecia, ya que en la eurozona, supuestamente, un bono del gobierno griego era tan seguro como uno alemán. Esto hizo posible que los bancos hicieran mayores préstamos en otras partes --hasta que el colapso financiero hizo mucho de esos préstamos impagables.
Normalmente, los países endeudados tratar de aliviar su carga devaluando su moneda, efectivamente reduciendo su deuda externa. Esto hace más competitivas las exportaciones y ayuda a reactivar el crecimiento económico. Pero debido a que es parte de la eurozona, con una moneda común --el euro-- Grecia ya no tiene esa opción. En cambio, ha sido presionada por Alemania y otros poderosos países de la Unión Europea (UE) a buscar una "devaluación interna" --es decir, reducciones drásticas de los salarios y el gasto público.
A cambio de las medidas de austeridad que drásticamente afectaron los estándares de vida de su clase obrera, Grecia consiguió un rescate $155 mil millones en mayo de 2010. Pero el dinero sólo pasó por las arcas fiscales griegas en su camino de regreso a los bancos europeos que controlan su deuda. Irlanda y Portugal, obtuvieron un trato similar, aunque menos severo.
Declarando resuelto el problema, los líderes europeos incluso crearon un Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, a través del cual cerca de un billón de dólares fue puesto a disposición para evitar que el pánico financiero se extendiera.
Excepto que si se extendió. El paquete de austeridad impuesto hace un año, para "restaurar la confianza" y reactivar la economía griega, logró lo opuesto. La economía griega se contrajo como resultado de los recortes salariales, la eliminación de empleos en el sector público y de los impuestos más altos, mientras que su deuda externa aumentó en porcentaje del producto interno bruto. La austeridad tampoco estimuló una recuperación en otras economías también lastradas por la deuda.
EN LAS últimas semanas, los inversores despertaron a la realidad de que el rescate financiero europeo no tenía suficientes fondos y que los líderes europeos no podían decidir en una estrategia común. Los intereses que los gobiernos de Italia y Francia deben pagar aumentaron repentinamente. Con esta señal los inversores concluyeron que el "rescate" a las economías más pequeñas resultará en mayores niveles de deuda, debido a que los recortes en el gasto social y mayores impuestos están causando una espiral descendente.
Para tratar de evitar el pánico que el no-pago, o defecto, de la deuda traería, los líderes europeos tendrán una reunión de emergencia el 21 de julio para debatir posibles soluciones, tales como re-empacar la deuda con tasas de interés más bajas durante períodos más largos. Porque si los políticos y burócratas europeos admiten lo obvio --que Grecia y probablemente varios otros países no serán capaces de pagar sus deudas--estarían obligados a poner cientos de miles de millones más en rescates económicos, socavando la posición de las economías europeas más fuertes.
Lo que es más, incluso una "reestructuración" --un eufemismo para un defecto-- de la deuda griega obligaría a los bancos que mantienen los bonos griegos a reconocer las pérdidas en sus balances. Esto podría gatillar el colapso de bancos en varios países, forzando a los gobiernos endeudados a optar entre repetir el rescate a los bancos del 2008-09, o correr el riesgo de un desmoronamiento incontrolado del sistema financiero en Europa.
Martin Wolf, del Financial Times, resumió así el dilema: "La eurozona, sumariamente, enfrenta un desafío aterrador con la deuda soberana, agravada por la dependencia de sus bancos del apoyo de sus Estados y de sus Estados en el dinero de sus bancos".
Sean Egan, presidente de Egan-Jones Ratings y un experto en la deuda, dijo al periódico de inversiones Barron's que los mantenedores de la deuda griega, por ejemplo, obtendrán sólo unos pocos centavos por cada dólar, provocando una mayor crisis bancaria y un empuje aún mayor hacia la austeridad:
Velo como si fuera un montón de problemas políticos que están siendo impulsados por un problema económico central --la incapacidad de Europa y sus bancos para manejar y contener los daños sufridos en la crisis financiera del 2008. La resolución a esta crisis de la deuda soberana va a rehacer el rostro de Europa en los próximos años.
Esta va a ser realmente la gran historia --a escala de la inestabilidad alemana durante la República de Weimar después de la Primera Guerra Mundial-- y no veo la voluntad política o los políticos con suficiente influencia para lograr un amplio consenso. Todo parece apuntar hacia la inestabilidad, dejando a las democracias susceptibles a gobiernos de mano dura.
De hecho, los gobiernos democráticos de Europa --ya sea conservadores o de partidos social-demócratas de centro izquierda-- han ellos mismos estado muy dispuestos a usar la "mano dura" contra el pueblo trabajador que resiste la austeridad.
Del uso de policía militarizada para enfrentar la ocupación masiva y pacífica de la Plaza Syntagma, en Atenas, a la policía antimotines española que intentó --y fracasó-- desmantelar el campamento en Plaza del Sol en Madrid, las autoridades europeas apenas se molestan con el pretexto de la democracia, mientras banqueros y burócratas insisten en mayores medidas de austeridad para exprimir todo lo que puedan de las economías más débiles.
El economista y autor Michael Hudson señaló el paralelismo entre la austeridad buscada en Grecia y otros países con los tristemente célebres "programas de ajuste estructural" impulsados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en América Latina, África y Asia en la década de 1980 y de 1990. El mismo FMI, junto a la Unión Europea y al Banco Central Europeo, hoy es parte en el esfuerzo de imponer la austeridad en la propia Europa. Hudson explica:
La lógica [de tales programas] es someter las economías a la austeridad e incluso depresión, vender las tierras y las empresas públicas, y reducir el nivel de vida, frente a una mayor concentración de la riqueza en la cima de la pirámide económica. La idea es recortar el empleo público y reducir los salarios del sector público para conducir los salarios del sector privado a la baja, a la vez de recortar los servicios sociales.
ESTE PROGRAMA de austeridad no va a restaurar el crecimiento económico, como prometen sus defensores. Pero si no es combatido, acelerará la ya incalculable transferencia de riquezas de la clase trabajadora a los capitalistas --un proceso que está teniendo lugar no sólo en Europa, pero en EE.UU. también.
Mientras los políticos europeos, no importa su tendencia, afirman que no tienen otra opción que someterse a los banqueros y mantener a los dueños de los bonos felices, el presidente Barack Obama afirma que la necesidad de elevar el techo de endeudamiento federal lo obliga a hacer un trato con los republicanos para recortar miles de millones de dólares del presupuesto, incluyendo del Seguro Social y Medicare.
No podemos decir si el euro sobrevivirá, ni imaginar las consecuencias económicas y políticas si colapsa. Pero ya es cierto que el feroz ataque contra los trabajadores sólo aumentará. La serie de huelgas generales en Grecia, limitadas huelgas de masas en Portugal y el paro masivo de trabajadores del sector público en Gran Bretaña anuncian la intensificación de la lucha de clases.
La misma dinámica se observa a nivel internacional. En EE.UU., la masiva protesta laboral contra una ley anti-sindical en Wisconsin ofreció una muestra de las luchas por venir aquí, también. La débil recuperación económica y el prolongado desempleo seguramente conducirán a mayores ataques sobre el pueblo obrero. Incluso en partes del mundo donde la economía está en auge --como en China-- otros problemas económicos, como la inflación, han provocado huelgas y protestas.
Mientras la crisis del euro se desarrolla, sólo agregará más inestabilidad económica y política en un mundo todavía tambaleando por la Gran Recesión y sus consecuencias. Aquellos que quieran organizar una alternativa deben prepararse ahora para enfrentar ese desafío.
Traducido por Orlando Sepúlveda