Desigualdad desatada
La desigualdad en EE.UU. ha llegado a profundidades pasmosas, pero nadie en Washington hará nada al respecto.
CUANDO HASTA los republicanos citan la desigualdad como un problema, mientras debaten el presupuesto de la administración Obama, significa que ya no puede ser ocultada.
No es que quieran hacer algo al respecto, pero el hecho de que los líderes republicanos de ambas cámaras del Congreso, John Boehner en la Casa de Representantes y Mitch McConnell en el Senado, aparecieran en 60 minutos lamentando que el 1 Por Ciento ha absorbido la mayor tajada de la recuperación económica sugiere que incluso el Partido Republicano se da cuenta de que no es muy popular en estos días apoyar la desatada avaricia de los ya muy ricos.
Y Boehner y McConnell no son los únicos. Algunos aspirantes a la nominación presidencial republicana para 2016 han descubierto que: el sueño americano está quedando "fuera de alcance" de muchos y el terreno "ya no es parejo" (Jeb Bush); "demasiadas personas están atrapadas en los peldaños inferiores" de la escala económica (Paul Ryan); "Estados Unidos está acosado por una crisis de la desigualdad" (Mike Lee); y "los ricos se han vuelto más ricos, la desigualdad de ingresos ha empeorado, y hay más personas en situación de pobreza que nunca" (Mitt Romney).
¡Qué ironía! Mitt Romney, el hombre cuya campaña presidencial fue casi hundida después de ser filmado en una recaudación de fondos explicando que el 47 por ciento del electorado votaría por Obama automáticamente--aquellos que "dependen del gobierno, que se creen víctimas, que creer que el gobierno tiene la responsabilidad de cuidarlos, que creen que tienen derecho a la salud, a la alimentación, a la vivienda, a lo que sea"--ha de repente descubierto la desigualdad.
En realidad, por supuesto, los republicanos continúan totalmente dedicados a facilitar a los ricos hacerse más ricos a costa del resto de todos nosotros. Retórica aparte, el primer partido del gran capital ha bloqueado incluso las más modestas propuestas para aumentar el salario mínimo federal, aumentar los impuestos a los ricos, e incluso extender del seguro de desempleo.
En el otro lado del pasillo, el presupuesto propuesto por Barack Obama es celebrado por los liberales como un valiente esfuerzo para retar la desigualdad. Pero Obama presentó su propuesta a sabiendas que medidas como un modesto aumento del impuesto de los más ricos y un crédito fiscal al "segundo-ingreso" para ayudar a las familias con ambos padres en la fuerza laboral a cubrir los costos del cuidado infantil, inevitablemente serán bloqueadas por los republicanos.
Y si son aprobadas, serán hechas ineficaces por los negociadores de ambos partidos. Los republicanos presionarán por recortes a los programas de ayuda social como el Seguro Social y Medicare, y los demócratas accederán a algunas de estas propuestas, en nombre del "bipartidismo" y la "responsabilidad fiscal".
En su médula, tanto demócratas como republicanos siguen estando fundamentalmente dedicados a asegurar que las ganancias continúen suculentas para las elites, mientras la clase obrera apenas sobrevive.
LA DESIGUALDAD en Estados Unidos ya ha alcanzado proporciones que sólo se pueden comparar con los tristemente célebres "Años Locos" de la década de 1920.
Como el New York Times informó, más de la mitad de las familias en EE.UU. eran clasificadas a finales de 1960 en lo que el periódico llama la "clase media"--definida como una familia de cuatro con un ingreso entre $35.000 y $100.000 al año.
Sin cuestionar si $35.000 es realmente un ingreso suficiente para una familia de cuatro personas, ni mucho menos para calificarla en la "clase media", el Times señaló que sólo el 43 por ciento de los hogares entra en esta categoría hoy, y que la mayor parte de los salieron de este rango en las últimas décadas cayeron a otra categoría.
Según las estadísticas federales citadas por el Times, el ingreso promedio ha caído un 9 por ciento desde 2000. Matrimonios con hijos han sido especialmente afectados; en 1960, ellos eran más del 60 por ciento de los asalariados de ingresos medios, hoy son el 44 por ciento. Hoy, los hogares encabezados por personas entre 30 y 44 años hoy tienen menores ingresos, y menos trabajadores manuales y con educación secundaria pertenecen al grupo de ingresos medios.
Los hogares encabezados por personas mayores de 65 años ahora son una mayor porción en el grupo de ingresos medios que en 2000. Pero como el Times señaló, eso es en parte porque cada vez más, "permanecen trabajando más allá de la edad típica de jubilación. Más de 8 millones, o 19 por ciento, aún eran parte de la fuerza laboral en 2013, casi el doble que en 2000".
Entre aquellos que apenas sobreviven está Lisa Land, quien trabajaba para una fábrica textil en Carolina del Norte, hasta que fue despedida en 2008 y obligada a mudarse a la casa de sus padres para cuidar a su padre enfermo, reportó el Times. Ahora viven del cheque mensual de $1.300 que su padre recibe del Seguro Social. Su hija también da la mano con dinero para las compras.
De acuerdo a Land, "nunca tuvimos mucho dinero, pero teníamos todo lo que necesitábamos. Ahora, realmente no hay para nada. No hay vacaciones, ni salir a cenar, ni nada de eso".
John D'Amanda, otro trabajador en el artículo del Times, solía ganar $ 30,000 al año a cargo de un negocio de lavado de ventanas. Pero cuando la economía se derrumbó, perdió sus clientes. En 2009, D'Amanda se vio obligado a trabajar para McDonalds, donde gana apenas $9,25 por hora, apenas por encima del salario mínimo. Él ya no puede pagar su propio apartamento y coche. Ahora paga $350 al mes para compartir un pequeño apartamento con un compañero de piso. "Y ni esto casi puedo pagar", le dijo al Times.
LA DESIGUALDAD en EE.UU. está creciendo rápidamente, según un informe del Instituto de Política Económica (EPI, por sus siglas en inglés).
De acuerdo al estudio de EPI, Increasingly Unequal States of America (Estados Crecientemente Desiguales de América), no sólo es la creciente desigualdad una tendencia a largo plazo, sino que además la reciente base de datos de ingresos demuestra que los superricos han recibido cada y toda ganancia derivada de la recuperación económica, que comenzó poco después de que Obama asumió el cargo, de acuerdo a las cifras oficiales.
"De 2009 a 2012, el ingreso del 1 por ciento más alto creció más rápido que el ingreso del 99 por ciento restante en cada estado, excepto West Virginia", informó el EPI. "En 39 estados, la mayor parte de las ganancias en los ingresos después de la Gran Recesión favorecieron al 1 por ciento superior, y en 17 de estos estados, capturaron el 100 por ciento del crecimiento de los ingresos".
"Entre 1979 y 2007, el 1 por ciento superior se llevó a casa más de la mitad (53,9 por ciento) de todo el incremento en el ingreso en Estados Unidos. En este período, el ingreso promedio del 99 por ciento inferior... creció un 18,9 por ciento. Mientras, el ingreso promedio del 1 por ciento superior creció más de 10 veces eso; un 200,5 por ciento".
En Nueva York y Connecticut, el 1 Por Ciento ahora tiene un ingreso promedio de más de 48 veces que el restante 99 por ciento. Pero incluso en los estados donde la desigualdad es menos pronunciada, la EPI dice que es alarmante: "Incluso en los 10 estados con menor separación entre el 1 por ciento superior y el 99 por ciento inferior en 2012, el 1 por ciento ganó entre 14 y 19 veces el ingreso del 99 por ciento".
Mientras tanto, según un informe de la Corporación para el Desarrollo de la Empresa, una cuarta parte de empleos en Estados Unidos son considerados de "bajos salarios", un aumento de más del 4 por ciento en un solo año.
Más del 55 por ciento de los consumidores estadounidenses tienen créditos considerados de alto riesgo, y un 20 por ciento de los hogares estadounidenses se ven obligados a depender de manera rutinaria en servicios financieros usureros. El informe también encontró que menos de dos tercios de los estadounidenses adueñan una casa, la cifra más baja en 20 años. Menos de la mitad de los trabajadores tiene un plan de ahorro para su retiro.
Y aun otro estudio de Pew Charitable Trusts añade a las malas noticias. El estudio encontró que casi la mitad de los hogares estadounidenses viven precariamente, de quincena a quincena. Cerca de un 47 por ciento gasta todos sus ingresos, se endeuda o se ve obligados a recurrir a sus ahorros para cubrir los gastos anuales. Como informó el New York Times: "Si una familia típica de clase media tuviera que capear un período de desempleo sin ingreso alguno, agotaría sus ahorros en de 21 días".
EN SU discurso El Estado de la Unión de este año Obama se refirió a la creciente brecha entre los súper ricos y el resto de nosotros, y reconoció los problemas de las familias de la clase trabajadora y de la clase media:
Hoy, después de cuatro años de crecimiento económico, el provecho empresarial y los precios de las acciones, rara vez, han sido más altos, y a los de arriba nunca les ha ido mejor", dijo. "Pero el salario medio apenas se ha movido. La desigualdad es más profunda. La movilidad social se ha estancado. La fría y dura realidad es que, incluso en medio de la recuperación, demasiados estadounidenses están trabajando más que nunca sólo para sobrevivir... Y demasiados ni siquiera están trabajando.
Cierto. Pero si Obama está comprometido a la reducción de la brecha entre ricos y pobres, como él afirma, no lo refleja en su más reciente propuesta presupuestaria.
De acuerdo una reseña del presupuesto hecha por el New York Times, previa a su lanzamiento, aun cuando Obama propone un impuesto a las ganancias que los estadounidenses mantienen en el extranjero, también está proponiendo una baja a la tasa de impuestos a las corporaciones:
El presidente también propondrá un tipo impositivo del 14 por ciento para las empresas que traigan sus ganancias al país desde el extranjero, con una gran parte de este dinero destinado a financiar la infraestructura, como carreteras, puentes y aeropuertos. Pero el presupuesto hará hincapié que ese "feriado de repatriación" sería parte de una revisión más amplia del código de impuestos a los negocios. El presidente reiterará su llamado a una revisión del impuesto a los negocios que baje la contribución de las corporaciones del 35 por ciento al 28 por ciento, y al 25 por ciento para la industria manufacturera.
Mientras tanto, la propuesta de Obama por la gratuidad de dos años de educación superior en las universidades comunitarias probablemente será rechazada de plano por el Congreso republicano, como lo será el plan para frenar exenciones fiscales en las cuentas individuales de jubilación para elevar el impuesto sobre las ganancias de capital.
Esto ilustra el punto en pocas palabras: El que quiera ver una verdadera reducción de la desigualdad no puede confiar ni en demócratas ni en republicanos.
Traducido por Orlando Sepúlveda