Diez años después de Katrina
Cuando el 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina golpeó la costa del Golfo de México, Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky, colaboradores de SocialisWorker.org, habían estado participando en una conferencia de trabajadores de Ayuda Médica Urgente en Nueva Orleans, pero no pudieron irse. Pasaron la mayor parte de la semana siguiente atrapados tanto por las inundaciones como por el cordón de seguridad, bajo ley marcial, desplegado alrededor de la ciudad.
Cuando al fin pudieron contar lo que les había sucedido en el sitio SocialistWorker.org, la información se propagó por todo el mundo contribuyendo a desvelar lo que verdaderamente había ocurrido en Nueva Orleans durante Katrina. Estuvieron críticamente presentes cuando centenares de personas intentaron evacuar la ciudad pasando sobre un puente encima del río Mississippi antes de ser detenidos por policías armados que dispararon balas reales por encima de sus cabezas. En esta entrevista con Elizabeth Schulte, Lorrie Beth y Larry, a la luz de sus experiencia de hace diez años, hablan sobre lo que ha cambiado --así como lo que, sin duda, no ha cambiado-- en Nueva Orleans.
HACE DIEZ años, escribisteis vuestras experiencias en Nueva Orleans durante el huracán Katrina para SocialistWorker.org. Mirando al pasado, ¿qué es para Uds. lo más destacable hoy? ¿Cuál es su significado en este décimo aniversario?
Lorrie Beth: Hoy, lo más sobresaliente es que las personas que fueron abandonadas, olvidadas e ignoradas cuando Katrina llegó, siguen, en su conjunto, abandonadas, olvidadas e ignoradas en la recuperación y reconstrucción de Nueva Orleans.
Larry: Mirando los especiales televisivos sobre el aniversario del Katrina, nos asombró la jactancia y el triunfalismo de muchos comentaristas y representantes gubernamentales. Los políticos y las élites empresariales nos presentan su gran trabajo en la reconstrucción de Nueva Orleans. Mich Landrieu, el alcalde demócrata de Nueva Orleans, así como la Fundación Rockefeller lanzaron un proyecto llamado Katrina 10 que menciona a Nueva Orleans como la "mejor historia de recuperación en la historia estadounidense".
En la página de internet www.katrina10.org, el alcalde Landrieu presume de que "Nueva Orleans se ha convertido en el laboratorio más rápido de innovación y cambio de esta nación, y del mundo, en algunas instancias. Hoy tenemos la oportunidad de posicionar Nueva Orleans como líder mundial de la resiliencia, de la tenacidad"
Los "socios de Katrina 10" constituyen un elenco destacado de empresas y organizaciones civiles, incluida la Cámara de Comercio. Su página de internet cuenta la historia oficial, rosa, de la "recuperación" a partir de la perspectiva de quienes han ganado con la reconstrucción. El eslogan del alcalde es "resiliencia", y es repetido ad nauseam en los medios de comunicación.
Lorrie Beth: Es verdad que hay mucha reconstrucción en Nueva Orleans y que sus habitantes han dado muestra de una gran tenacidad. Pero hay otra narrativa de la recuperación: una mirada desde abajo de Nueva Orleans diez años después del Katrina.
Se puede hacer esto en la página www.katrinatruth.org. "Katrina Truth" (truth: verdad) cuenta la historia de quienes han sido dejados de lado en la recuperación. Su eslogan es: resistencia.
Larry: El Presidente Obama (en su discurso del 27 de agosto de 2015 en Nueva Orleans) reconoció que aunque Katrina había sido una "catástrofe natural" la mayoría de los muertos, de la destrucción, de las inundaciones y la falta de evacuación de algunas personas son de origen humano. Las desigualdades estructurales, de clase y de raza, establecen una relación entre quienes vivieron, quienes murieron y quienes sufrieron.
Pero lo que el alcalde y el presidente no reconocen es que las desigualdades económicas y sociales anteriores a Katrina han vuelto con mayor fuerza. Esto se observa en lo que concierne a la pobreza, la salud, la vivienda, el mantenimiento del orden, la educación y el medio ambiente.
Lorrie Beth: Al movernos por las calles de Nueva Orleans los días siguientes al huracán Katrina, nos llamó la atención la cantidad de familias con hijos e hijas pequeñas. También vimos muchas personas mayores y con discapacidad en las calles, así como un gran número de personas sentadas en y alrededor del Centro de Convenciones de la ciudad, en medio de un calor sofocante. Cerca del 40 por ciento de las personas que murieron debido al huracán Katrina, fueron ancianos. Aquellos abandonados pertenecían con más frecuencia a las capas más vulnerables de la sociedad.
Larry: En lo que se refiere a niñas y niños, la reconstrucción puede ser considerada como un fracaso. A comienzos del año, una nueva encuesta reveló que la tasa de pobreza infantil en Nueva Orleans alcanza actualmente el 39 por ciento, es decir, 17 por ciento más elevado que la tasa de pobreza infantil nacional y próxima al 41 por ciento pre-Katrina. Más de la mitad de los niños y niñas negras viven en la pobreza.
Lorrie Beth: Los expertos en desarrollo infantil nos advierten de que la pobreza produce un "estrés tóxico crónico" en la infancia. Diría que un gran número de familias y sus hijas e hijos abandonados cuando el Katrina golpeó sufrieron un "estrés tóxico agudo". Para muchas familias, la recuperación solo ha significado sustituir un estrés tóxico grave por un estrés tóxico crónico.
Pero no son sólo las niñas y niños, las personas mayores y las que padecen minusvalías también fueron abandonadas. El factor de raza y clase determinaron quien fue abandonado. Ningún "millonario" acampaba en las calles con nosotros. Casi todas las personas con las que nos cruzábamos pertenecían a la clase trabajadora o eran pobres, la mayoría afroamericanas.
Larry: La vida y la muerte en Nueva Orleans así como la calidad de vida siempre han estado atravesadas por la raza, la clase y la ubicación en la ciudad. Hace diez años, ser negro, pobre o pertenecer a la clase trabajadora hicieron tus "posibilidades" de morir durante Katrina mucho mayor. Actualmente, diez años más tarde, la esperanza de vida en Nueva Orleans varía hasta en 25 años según tu código postal y la raza a la que pertenezcas. Los códigos postales con la esperanza de vida más baja son aquellos lugares donde se encuentra el porcentaje más elevado de habitantes pobres y gente de color.
Los afroamericanos de cada grupo de edad tienen actualmente y en igual situación, una probabilidad mucho más elevada de fallecer que los blancos. Los afroamericanos en Nueva Orleans, por ejemplo, tienen tres veces más probabilidades de morir de SIDA o de enfermedades renales que los blancos. Se estima que un 30 por ciento de las muertes de afroamericanos mayores de 15 años, entre 2008 y 2010, eran evitables. Esta catástrofe no natural ocurre ahora mismo, no hablamos de 2005.
Lorrie Beth: Muchos habitantes de Nueva Orleans no tienen acceso a prestaciones de cuidados ofrecidos por la Ley de Cuidados de la Salud, "Obamacare", porque el gobernador republicano de Luisiana, Bobby Jindal, rechaza extender el Medicaid para cubrir un mayor número de personas adultas con bajos ingresos.
Al igual que la mayoría de las ciudades norteamericanas, el mayor establecimiento psiquiátrico de Nueva Orleans es trágicamente la cárcel. Se estima que el 45 por ciento de los presos de esta cárcel sufren enfermedades mentales. En vez de darles acceso a servicios psiquiátricos, los políticos de Nueva Orleans discuten sobre el tamaño de una nueva cárcel.
Larry: En lo que respecta a la pobreza infantil y el acceso a los cuidados sin duda, hay mucho más que hacer.
LO QUE escribisteis en 2005 contradijo la versión "oficial" que provenía de Nueva Orleans según la cual, los "desórdenes" estaban extendidos. ¿Podéis hablar de esto, describir algunas cosas que os ocurrieron allá: cómo la gente actuaba unos con otros?
Larry: La cobertura mediática de entonces afirmaba que Nueva Orleans estaba sumida en la anarquía. Un miembro del ayuntamiento declaró que el Barrio Francés (el centro histórico y turístico de la ciudad) se encontraba sometido a un "estado de sitio" y los medios hacían reportajes sensacionalistas de saqueos masivos, menores violados en el estadio, así como disparos contra los helicópteros de socorro.
Lorrie Beth: Estoy convencida de que algunas cosas malas le sucedieron a algunas personas en los días siguientes a Katrina, pero los reportes sensacionalistas que nunca fueron verificados se revelaron falsas. El relato de los "desórdenes" era indispensable para justificar los esfuerzos tristemente inadecuados del gobierno federal, del Estado y de la región. Refleja igualmente el racismo en los medios y en la sociedad.
Larry: La gente debe recordar la distinción hecha entre negros "saqueando" y blancos "encontrando".
Una foto de entonces de la Prensa Asociada mostraba un joven negro con el agua hasta el pecho, llevando una caja de sodas y un bolso flotando detrás de él. La leyenda decía que él "había robado en una tienda de comestibles". Compare esto con otra foto mostrando una pareja blanca, con el agua también hasta el pecho, llevando agua y una bolsa de comestibles. La leyenda decía que ellos "habían encontrado pan y gaseosas en una tienda de comestibles del lugar". Alguien publicó en Internet las dos fotos, una al lado de la otra, lo que provocó un intenso debate sobre el sesgo racial de los periodistas.
Lorrie Beth: Antes de que decidiéramos evacuar nuestro hotel, estábamos en el balcón y habíamos visto a algunas personas aprovisionarse en una tienda al otro lado de la calle. Una mujer blanca, más o menos de mi edad, declaró: "Es terrible, esta gente está robando". Mirando su maleta entreabierta, llena de sábanas y toallas del hotel, le pregunté: "Ud. está cogiendo toallas y sábanas del hotel, ¿no es un robo?" Ella se mostró muy indignada y me respondió: "¡Yo no robo! ¡Sólo tomo lo que necesito para mi supervivencia!".
Larry: En los días que siguieron a Katrina, la máquina de propaganda de Karl Rove (célebre relaciones públicas, entonces responsable de "comunicación" de Georges W. Bush) se puso en marcha.
La respuesta especialmente insensible e inepta de la Casa Blanca, del Departamento de Seguridad Interior y del ejército fue manipulada y reformulada para afirmar: "Katrina ha sido una catástrofe natural imprevisible y la Casa Blanca no es responsable por la falta de una respuesta adecuada a la catástrofe, lo son las autoridades locales y del Estado". Efectivamente, el relato de la nueva administración Bush era que quienes no habían evacuado eran responsables de su suerte y además, muchos eran, en cualquier caso, criminales.
Esto es ignorar el hecho de que 80.000 personas que no pudieron salir de la ciudad, la mayoría era pobre, no tenía coche, estaba enferma o era discapacitada. O eran personas que se quedaban para cuidar a un miembro de la familia que estaba enfermo o discapacitado. O se trataba de turistas como nosotros cuyos vuelos habían sido cancelados cuando el aeropuerto cerró. O eran trabajadores de hostelería cuyos jefes les habían pedido que se quedasen. O incluso, se trataba de funcionarios indispensables, como la operadora del 911 que recibió la orden de permanecer hasta que el agua fuera "demasiado profunda", entonces su jefe la llevó al Centro de Convenciones.
Lorrie Beth: El problema en relación al saqueo es que empezó demasiado tarde y que no estaba organizado. Una buena parte de los alimentos en los almacenes y los restaurantes ya estaba en mal estado cuando los famosos ladrones, sedientos, agotados y coléricos empezaron a romper los escaparates. De todas formas, buena parte de los productos no perecederos que fueron tomados habrían sido destruidos por el calor, la humedad, la inundación y el moho.
El alcalde y la gobernadora priorizaron, sin embargo, la propiedad sobre la supervivencia de la gente, y desplegaron centenares de agentes de policía para perseguir a individuos saqueando en vez de desplegarlos para distribuir alimentos y artículos de primera necesidad o, incluso mejor, para socorrer a decenas de personas que aún estaban atrapadas en sus áticos o en sus tejados. Vergüenza debería darles al alcalde y a la gobernadora.
Larry: Creemos que el verdadero saqueo de Nueva Orleans empezó con la reconstrucción. No recuerdo quién describió Katrina como la catástrofe más aprovechable de la historia de Estados Unidos.
Naomi Klein llama a esto la "doctrina del shock": cuando las empresas privadas trabajan con el Estado, sacan ventajas de una crisis para esquilmar lo público y enriquecerse. La empresa de seguridad Blackwater (que también fue contratada, entre otras, en Irak), recibió un contrato, sin concurso público, de $70 millones, al mismo tiempo que Bechtel (la mayor empresa de obras públicas de Estados Unidos, cuyos lazos con la familia Bush son estrechos), y otras empresas bien conectadas políticamente, recibieron contratos similares para la reconstrucción--sin concurso público. Acertadamente, Klein y Caroline Heldman llaman esto "capitalismo del desastre".
Lorrie Beth: Nuestra experiencia fue muy diferente a lo reportado en los medios de comunicación. Generalmente, encontramos personas solidarias, que se prestaban atención unas a otras y muchas intentaban ayudar a los demás.
No quiero exagerar esto y dar la impresión de que estar en la calle en Nueva Orleans después del huracán Katrina no era problemático. Las calles estaban tensas, la gente estaba agotada, hambrienta y sedienta, y el calor era sofocante. La mayoría de las personas solo tenían la ropa que vestía. Personas que sufrían enfermedades crónicas se encontraban sin sus medicamentos y cada día más enfermas.
La gente estaba frustrada, algunas personas desanimadas, otras llenas de resentimiento. Vivíamos en una cloaca, con suciedad y excrementos humanos. Los "socorristas"--de la policía a la Guardia Nacional, pasando por numerosos agentes federales--se mostraron fríos e indiferentes y, en ciertos casos, abiertamente hostiles.
Larry: Es un aspecto de las cosas. Como lo escribimos en nuestro artículo de entonces, pudimos establecer un campamento sobre un puente de la autovía, a la vista de los helicópteros de los medios. Una vez que pudimos conseguir alimentos y agua --alguien nos trajo un camión de reparto de agua--y habíamos recuperados dos palés de víveres de supervivencia aparentemente perdidos en un viraje cerrado a kilómetro y medio--la cooperación y la comunidad afloraron.
En medio de la tragedia y la miseria, pudimos ver lo que el espíritu humano tiene de grande y de bueno. El problema es que tan pronto como nos reuníamos en mayor número de cuatro o cinco personas para trabajar juntas o reunir nuestros escasos recursos, los agentes veían una "multitud" y nos percibían como una amenaza.
Lorrie Beth: La única violencia de la que fuimos personalmente testigos procedía de los servicios de policía de Gretna (localidad situada cerca de Nueva Orleans, al otro lado del río). Ellos nos dispararon para impedirnos salir de Nueva Orleans, sobre el Puente de la Gran Nueva Orleans.
Larry: Hablando de saqueos, el peor saqueo del que fuimos testigos fue cometido por un agente de policía de Gretna que nos amenazó con su arma mientras robaba alimentos y agua de nuestro campamento. Al principio, descendió un "helicóptero de socorro" y sobrevoló sobre nuestro frágil campamento de cajas de cartón que reunía aproximadamente 100 personas y lo rompió en mil pedazos dispersando a mujeres, hombres, niñas, niños y personas minusválidas.
No podíamos creerlo e intentamos "razonar" con el agente de policía que cargaba el vehículo de la policía con los "hallazgos" de nuestro campamento. Algunos de los nuevos compañeros del campamento nos empujaron físicamente hacia atrás diciéndonos: "Al policía le importa un bledo quién eres o de dónde vienes; él que estás con nosotros".
Lorrie Beth: Según nuestra experiencia, podemos decir que quienes tenían menos compartían con nosotros lo poco que tenían mientras que los que tenían recursos agitaban un arma delante de nuestra cara.
UN ELEMENTO de la historia que contasteis hace diez años abordaba lo que la policía hacía a la gente pobre y a la gente de la clase trabajadora de Nueva Orleans, especialmente el enfrentamiento en el puente que cruza el río Mississippi en dirección a Gretna, en la otra orilla. Los agentes de policía de Gretna dispararon balas reales a la cabeza de las personas que intentaban salir de la ciudad.
Larry: Los hechos de lo que ocurrió sobre el Puente de la Gran Nueva, que describimos en nuestro artículo en Socialist Worker, no son discutidos. El alcalde y el jefe de la policía de la pequeña localidad suburbana de Gretna pidieron que les enviaran agentes armados al puente para cerrar el paso a los peatones. El puente era la única vía terrestre que permitía salir de Nueva Orleans.
Lo que los medios oficiales no os dijeron es que los supervivientes no tenían ninguna razón para estar atrapados en Nueva Orleans. Muchos habrían podido salir de la ciudad si el puente no hubiera estado bloqueado por policías armados.
Una vez que Socialist Worker sacó la historia, diversas agencias de prensa nacionales e internacionales preguntaron al alcalde y al jefe de la policía. Los dos declararon públicamente que habían ordenado el cierre del puente, que mantenían esa decisión y, es más, que lo repetirían.
Un mes después del Katrina, Arthur Lawson, jefe de la policía de Gretna, fue citado por el New Orleans Times-Picayune diciendo: "Si estás en tu casa y hay disturbios a tu alrededor, ¿vas a dejar entrara esa gente? Hemos salvado nuestra ciudad y hemos protegido a su gente".
Lorrie Beth: Ahora, piensa, si todos aquellos que responden a emergencia, incluidos la policía, los bomberos y los paramédicos, reciben un entrenamiento idéntico. Como escribimos en una Carta Abierta a los habitantes de Gretna, una de las primeras cosas que los operadores del 911 aprenden ante cualquier incidente, antes de tratar a cualquiera, es pedir a la gente afectada dirigirse hacia una zona segura.
La finalidad de esto es varias cosas: trasladar a las personas que no están heridas o que tienen heridas leves a un lugar seguro; permitir a los socorristas concentrarse en las personas que tienen heridas más graves. ¡Es algo básico, tan básico como respirar! Uno no tiene que pensar más allá de este simple plan.
Lo que me irrita es que la policía haya declarado que estaban desbordados por la urgencia y es por eso que ha infringido la ley. Dado que el mantenimiento del orden no parece funcionar en caso de urgencia, ¿deberíamos invertir tanto en comisarías o más bien trasladar una parte del presupuesto para entrenar personas deseosas y capaces de seguir simples planes de catástrofes?
Larry: Nos preguntamos qué habría pasado si Socialist Worker no hubiera contado esta historia: ¿hubiera llamado la atención de los medas nacionales e internacionales el cierre del puente?
¿QUÉ SIGNIFICADO tiene lo que habéis dicho a propósito del papel de la policía ahora que cada vez más personas reconocen el rol racista y violento de la policía después del ascenso del movimiento Black Lives Matter?
Larry: Antes de Katrina, el racismo, la pobreza y la opresión en Nueva Orleans pocas veces eran objeto de atención mediática. No tenía valor mediático. No era considerado bastantemente importante como para ser objeto de reportajes. Incluso, en el pasado, los medios no informaban de las muertes extrajudiciales de jóvenes negros. No tenían valor mediático, así que no se cubrían.
En ambos casos, se trataba de desinterés por negligencia. Y entonces ocurre algo como Katrina o Ferguson, que lleva la cuestión al espacio público. La simple negligencia y negación ya no funcionan.
La segunda línea de defensa consiste en demonizar y criminalizar a las víctimas. Mike Brown, por ejemplo, adolescente negro que fue asesinado por la bala de un agente de policía blanco en Ferguson, en el Estado de Missouri, se convirtió en agresor, en "maleante" y cada policía blanco que mata un hombre o una mujer negro, desarmado, dice que temía por su vida.
Lo mismo ocurrió con la población negra de Nueva Orleans después de Katrina. Recordad la narrativa de Karl Rove: los habitantes habrían debido evacuar y, además, muchos eran criminales que vivían en los grandes complejos de viviendas de protección oficial, por tanto merecían su suerte. Kathleen Blanco, la gobernadora (demócrata) de Luisiana, calificó a los saqueadores de "maleantes" y emitió un decreto de "tirar a matar" (autorización de usar fuerza letal).
Finalmente, cuando las faltas de la policía son innegables, los medios nos dicen que es la acción de un "mal policía" o una pequeña parte de "manzanas podridas".
Lorrie Beth: Fuimos citados al despacho del procurador general de Luisiana a declarar sobre lo que había pasado en el puente, y más tarde en investigaciones de demandas civiles.
En los dos casos, los interrogatorios se centraron exclusivamente en la acción de policías individuales y en si podíamos identificar a los agentes que habían disparado. Intentamos repetidamente darle la vuelta a los interrogatorios para centrarlas en las declaraciones públicas explícitas, tanto del alcalde como del jefe de la policía de Gretna, que habían ordenado el cierre del puente. Es conocido públicamente que la oficina del sheriff de Jefferson también envió policías para bloquear el puente.
Larry: Una de las contribuciones del movimiento Black Lives Matter es el entendimiento de que los policías individuales son simplemente el último eslabón de una estructura político-legal represiva y racista. Black Lives Matter nos ha ayudado a mirar el conjunto de la estructura del poder, de la que cada agente es sólo la parte más visible.
Lorrie Beth: En el caso de los policías de Gretna que cerraron el puente, pudimos aproximarnos lo suficiente, una vez que dejaron de disparar, como para hablar personalmente con ellos. Oímos justificaciones de carácter fascista: "Esto no es Nueva Orleans" y "no queremos Superdome aquí." Claramente, se trataba de palabras codificadas para decir "ningún negro entra a nuestra ciudad".
No obstante, es importante recordar que fueron el jefe de policía y el alcalde de Gretna quienes ordenaron el cierre del puente a los peatones precisamente para impedir que una población de mayoría negra marchara a lugares seguros porque la carretera pasaba demasiado cerca de su ciudad.
Larry: ¿Qué les pasó a los responsables de Gretna? Absolutamente nada. El procurador general no tomó ninguna medida. La, entonces, gobernadora Blanco no hizo nada, ni siquiera condenar públicamente o prohibir estos actos. La Cámara de Representantes elaboró un informe de 600 páginas sobre los problemas de la respuesta gubernamental a Katrina. El Senado elaboró un informe de 800 páginas, pero el Departamento de Justicia no investigó ni siquiera a los responsables de Gretna por haber interrumpido, por el cierre del puente, el tráfico entre dos estados.
Lorrie Beth: La actuación de los responsables de Gretna plantea la cuestión de por qué miles de personas nos encontrábamos en el puente intentando evacuar por nuestros propios medios cinco días después de la llegada de Katrina. ¿Por qué FEMA (la Agencia Federal de Emergencias) no fue capaz de juntar miles de autobuses para evacuar a las 80.000 personas que se encontraban aún en Nueva Orleans?
Mientras que más de 1800 personas murieron en esta catástrofe de origen humano, los máximos responsables del gobierno siguieron con sus asuntos indiferentes e insensibles ante las víctimas, en su mayoría negras.
Condoleezza Rice, la Secretaria de Estado, estuvo en el US Open para jugar golf, fue divisada comprando varios miles de dólares en zapatos y asistiendo a un musical en Broadway. El presidente Bush también se fue de vacaciones, llevando un pastel de cumpleaños al senador de Arizona, Jonh McCain. El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, asistió a un juego de béisbol de los Padres de San Diego, y el jefe de la FEMA discutía con su equipo sobre sus reservaciones en un restaurante.
Todo esto mientras personas negras morían o estaban atrapadas en sus casas, se pudrían en el estadio o en el Centro de Convenciones, incluso en la calle. La vida de los negros no contaba en Washington, en Baton Rouge (la capital de Luisiana) o Nueva Orleans.
Larry: Creo que la otra conexión entre lo que ocurrió don Katrina y el movimiento Black Lives Matter es que los dos son producto del desplazamiento gubernamental de la seguridad social a la penitenciaría.
Por un lado, tanto demócratas como republicanos nos dicen que no hay dinero para los servicios públicos, para la red de protección social o para asuntos como la salud y la educación. No hay dinero para reconstruir nuestras infraestructuras. El último informe para saber por qué los diques cedieron durante Katrina concluyó que la seguridad cedió ante la eficiencia y la reducción de costes. En otras palabras, los servicios responsables recortaron los refuerzos para economizar dinero. No hay dinero para hacer frente al cambio climático que es el origen de los grandes huracanes como el Katrina.
Los neoliberales que están en el gobierno y entre la élite de las empresas dicen que debemos reducir el Estado e incitan a la adopción de agendas de austeridad a nivel federal, estatal y local. Paralelamente al retroceso del sector público y a la disminución de los recursos públicos, sin embargo, vemos un enorme aumento de los gastos ligados al "mantenimiento del orden" y a las cárceles. Richard Seymour ha destacado la existencia de un autoritarismo moral en el corazón del programa de austeridad. He aquí el ataque ideológico contra la "cultura de la dependencia" y las "reinas del seguro social", y la criminalización de los jóvenes negros.
A la par del ataque a los estándares de vida de los trabajadores, vemos el aumento de la "ley y orden policíaco", de "cero tolerancia", de "retención y cacheo", y "ventanas rotas" (la nueva versión en Nueva York de "tolerancia cero". Todo esto tiene poco que ver con la lucha contra el crimen y sí todo que ver con el desvío de los recursos del Estado social hacia la represión. Esto explica la creciente militarización de las fuerzas policiales, tan claramente visto en Ferguson y en otras ciudades.
Lorrie Beth: Y desgraciadamente, esto explica la creciente militarización de la respuesta a urgencias médicas o a catástrofes. Aún hoy estoy horrorizada de que un agente paramédico haya sacado como parte del "socorro", un arma en lugar de un kit de primeros auxilios.
Larry: En Nueva Orleans, la tasa de encarcelamiento es cuatro veces mayor que la media nacional: 236 presos por 100.000 habitantes frente a 912 por 100.000 en Nueva Orleans. 84 por ciento de las personas presas son afroamericanas.
ESTUVISTEIS HACE poco en Nueva Orleans para otra convención. De acuerdo a lo que habéis visto, ¿cuál es el significado de la "reconstrucción" para Nueva Orleans?
Lorrie Beth: Hace diez años, estábamos en Nueva Orleans para una conferencia paramédica. Hemos vuelto este año para participar en una conferencia de intérpretes del lenguaje de señas.
Una de las primeras cosas que nos ha chocado es el contraste entre la gentrificación de algunas zonas del centro de la ciudad y la ausencia de reconstrucción en los barrios históricos pobres, negros y de clase obrera. Ahí vemos, una vez más, una intersección entre las cuestiones de raza, clase y espacio.
El Times-Picayune informa de que el precio de las viviendas ha aumentado un 46 por ciento después de Katrina. Es una media, algunos barrios no han conocido ningún aumento. Cuatro de los barrios más pobres de la ciudad, incluido el Lower Ninth Ward, siguen aún en gran parte abandonados. Durante este tiempo, otros barrios populares, próximos al centro se han convertido en inalcanzables por su precio, como lo son algunas zonas de Nueva York o de Chicago.
Larry: Quién ha podido beneficiarse de la reconstrucción y por qué han tenido ese resultado las decisiones tomadas por el gobierno y por qué las empresas han priorizado la gentrificación, los desvíos de los recursos hacia estos que son económicamente acomodados...
Lorrie Beth: Las viviendas sociales fueron diezmadas. Cinco de los más importantes complejos de viviendas sociales han sido cerrados y/o demolidos. Solamente un tercio de las cinco mil antiguos habitantes han podido sustituir su vivienda.
Más de 13.000 familias, el 98 por ciento de ellas afroamericanas, están en las listas de espera de la sección 8 de la Ley de Vivienda, para el subsidio de alquiler. Esta lista se cerró en el 2009. Los alojamientos públicos fueron reemplazados por un sistema de bonos. Una reciente encuesta refleja que los habitantes que poseen bonos son relegados a los barrios más pobres y más segregados.
Larry: Además, ha habido una destrucción de escuelas públicas de Nueva Orleans. Hemos pasado por el Museo Infantil de Luisiana en Nueva Orleans y nos ha llamado la atención el número de niñas y niños que asisten actualmente a las escuelas chárter (escuelas privadas que reciben fondos públicos). El museo analiza el tipo de escuela seguido por el alumnado: las cifras para las escuelas públicas eran tan bajas que ni siquiera formaban una categoría propia.
Después de Katrina, el Estado trasladó el 80 por ciento de las escuelas públicas de Nueva Orleans al Distrito de Recuperación Escolar de Luisiana con el mandato de transformarlas en escuelas chárter. Actualmente, el 90 por ciento del estudiantado de las escuelas públicas de la ciudad va a un chárter. Arne Duncan, Secretario de Educación de Obama, tuvo la desfachatez de decir que "el huracán Katrina fue la mejor cosa que le ha podido pasar al sistema educativo de Nueva Orleans".
Lorrie Beth: Los políticos han dicho lo mismo a propósito de la destrucción de viviendas sociales de la ciudad. Richard Baker, diputado federal republicano, declaró: "Finalmente, hemos limpiado las viviendas sociales en Nueva Orleans. Nosotros no pudimos hacerlo. Pero Dios lo ha hecho".
Esta declaración es del mismo tipo que la hecha por la ex primera dama, Barbara Bush, a propósito de los sobrevivientes de Katrina realojados en Texas, que, según ella, eran "tan desfavorecidos, que esto les ha venido muy bien".
Larry: Los partidarios de las escuelas chárter citan el argumento de los resultados en los test y del número de diplomas como pruebas de la "impresionante mejora realizada por las escuelas chárter" en Nueva Orleans. Lo que no dicen es que la mejora de los resultados en los test, así como del número de diplomas, es también el resultado de la matricula selectiva de las escuelas chárter mediante la creación de un proceso de selección complejo y restrictivo, filtrando al alumnado con necesidades educativas especiales, evitando estudiantes "complicados", rechazando alumnos con resultados flojos y expulsando y dejando de lado al alumnado con más necesidad.
Lorrie Beth: Los partidarios de las chárter dejan también de lado que FEMA acordó una subvención global de 1.800 millones de dólares para estas escuelas. ¿Os podéis imaginar lo que las escuelas públicas habrían podido hacer con esta inversión?
Larry: Y también está la cuestión de qué pasará cuando llegue el Katrina 2. La mejor protección contra otro huracán es restaurar los humedales y las marismas, el Bayou. Entre 1932 y 2010, Nueva Orleans perdió más de 2.450 km² de humedales y marismas. Además la costa de Luisiana está 40 km más cerca de Nueva Orleans. Decenios de explotación petrolífera y gasífera han degradado la integridad de lo que quedaba del Bayou y de los pantanales costeros. Los canales industriales se han convertido en "autopistas" para los huracanes. Han dirigido la corriente asesina directamente hacia los barrios populares negros del Lower Ninth Ward.
Lorrie Beth: El Times-Picayune revela que el Estado dispone de un plan de $50.000 millones en 50 años para la restauración costera y la protección ante las inundaciones. El artículo afirma que los oficiales citan este precio porque esto es lo máximo que piensan pueden recolectar en 50 años. El coste real se estima en el doble como mínimo.
Mil o dos mil millones por año puede parecer una cantidad enorme de dinero a menos que se tenga en cuenta que Estados Unidos ha gastado miles de millones de dólares en rescatar a los bancos de Wall Street y otros miles en la guerra en Irak.
Larry: Otra cosa que nos ha chocado a propósito de Nueva Orleans, es la pobreza. El turismo está vivo y se comporta bien. Es el sector que emplea más personas, pero paga salarios miserables. El salario mínimo de la mayoría de la gente trabajadora en Nueva Orleans es de $7,25 la hora.
Un estudio reciente indica que una persona debe ganar al menos 22 dólares por hora para llevar una "vida modesta pero digna". Un tercio de las familias gana menos de 20.000 dólares al año. Decenas de miles de mujeres ganan menos de 17.000 dólares al año. Cuatro de cada diez habitantes de Nueva Orleans dedican al menos la mitad de sus sueldos al alquiler.
Lorrie Beth: Cuando andábamos por algunas zonas de Nueva Orleans, me llamó la atención que las aceras estaban pavimentadas de forma desigual, con losetas de piedra fuera de lugar y dejando grandes agujeros. Era fácil tropezar y caer en una de las grandes grietas.
Pasamos delante de una madre y su hijo de cinco años que vendían a los turistas collares para el carnaval de Mardi Grass. En la calle, varios ancianos estaban alineados a lo largo de la acera para pasar la noche.
Me chocó cómo las grandes grietas de las aceras eran una metáfora de las grandes diferencias sociales para los habitantes de la ciudad que habían sido rechazados por la recuperación económica.
Se necesita una gran resiliencia para dormir en la acera o para trabajar una jornada completa y ganar menos de 16.000 dólares al año, así como para criar a tus hijos o hijas en la pobreza. En lugar de los tópicos comunes para ensalzar nuestra resiliencia, ¿por qué el alcalde, el gobernador y el presidente no promulgan políticas para ayudar a los pobres y la clase obrera de Nueva Orleans?
Larry: Hemos hablado antes de la pobreza infantil. El estudio que hemos mencionado cita los bajos salarios como la causa principal. Los políticos, al insistir en los programas de austeridad, quieren decirnos que la pobreza infantil es el resultado de la disfuncionalidad familiar en la clase trabajadora o las familias negras, pero las investigaciones demuestran que la pobreza infantil puede ser barrida en una noche subiendo los salarios de los sectores económicos de bajos sueldos.
Lorrie Beth: Leyes a favor del salario mínimo, apoyo a las viviendas sociales, mejora en el acceso a la salud: ahí están todas las políticas que los patrocinadores del Proyecto Katrina 10 pueden defender y poner en práctica.
Larry: Sin embargo, esperar que los políticos actúen es lo que ha llevado a la destrucción de Nueva Orleans. La gente ha esperado años a que el Bayou sea restaurado y los diques aumenten su altura. Los políticos aún tenían a los habitantes esperando cuando la crecida del agua se produjo.
Lorrie Beth: Personas que estaban físicamente o económicamente paralizadas esperaban a ser evacuadas antes de Katrina. Durante este tiempo, el alcalde Ray Nagrin mandó un tren vacío fuera de la ciudad, rechazó movilizar los autobuses urbanos y escolares y dudó hasta el último minuto en ordenar la evacuación obligatoria porque temía ser demandado por las empresas de la ciudad. La gente esperaba que los políticos actuasen hasta que la crecida les obligó a huir o murieron. Muchos actuaron y ayudaron a sus vecinos o se salvaron ellos mismos.
Larry: Ochenta mil personas esperamos días después de la tempestad y la inundación para ser evacuados porque las autoridades locales y federales no podían elaborar un plan conjunto para reunir un millar de autobuses en Nueva Orleans. Quienes intentaron evacuarnos fueron rechazados a la entrada del puente.
Lorrie Beth: La paciencia y la resiliencia son grandes cualidades. Pero deben completarse con la resistencia y la autocrítica.
Traducido y publicado en español por VientoSur.info