El futuro de Ocupa

November 28, 2011

La pérdida de muchos campamentos Ocupa a través del país--debido a la represión policíaca ordenada por alcaldes demócratas, en su mayoría--es un retroceso, pero el movimiento no ha sido derrotado.

EL MULTIMILLONARIO alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, dijo que ordenó el desalojo del campamento Ocupa Wall Street para garantizar la seguridad y la salubridad, no para limitar el derecho a la libre expresión. Sus palabras fueron repetidas por alcaldes y medios en todo el país para justificar la ola de asaltos contra los campamentos del movimiento.

Pero el teniente de policía John Pike mostró al mundo entero lo que realmente está pasando.

Pike, un policía de la Universidad de California Davis, sádicamente fumigó con gas pimienta a un grupo de estudiantes manifestándose pacíficamente el pasado 18 de noviembre. Capturada en video, ésta es una indeleble imagen de la violenta y vengativa represión contra el movimiento Ocupa ordenada por los ricos y poderosos del país.

Las redadas, los arrestos y la violencia policial son un intento para silenciar a un movimiento que ha dado voz al descontento acumulado por la mayoría de la clase obrera en EE.UU., y también para mostrar quién manda--la elite empresarial y sus políticos.

Occupy Wall Street supporters march through lower Manhattan

En cuanto a la libertad de expresión y la democracia, la verdadera actitud del 1 por ciento fue puesta a la vista de todos en una editorial del Wall Street Journal, el 21 de noviembre, que apestaba a desprecio por la gente común y odio por cualquiera que se atreva a luchar por la justicia:

En Nueva York y otras ciudades, los ocupantes reaccionaron al desalojo de sus hediondas tiendas esta semana violando la ley y trastornando la vida y el trabajo de gente tratando de ganarse la vida.

La lógica--tal vez no la mejor palabra--de estas protestas parece ser que perturbando a millones de personas, los manifestantes inspirarán una revuelta política de las masas explotadas. Lo más probable es que inspirarán el asco de las masas a esta educada vanguardia proletaria.

El 1 por ciento piensa que ha puesto nuestro movimiento en jaque, intimidándolo con la autoridad policíaca del estado y haciéndolo dudar de que un cambio real pueda lograrse. Pero están equivocados. El movimiento Ocupa ya ha cambiado la forma en que millones de personas piensan acerca de sus vidas, el mundo en que viven, y la política.

En sólo dos meses de existencia, el movimiento ha cambiado el debate nacional, poniendo la atención en la avaricia corporativa y la desigualdad económica--un logro nada modesto, considerando la estrecha discusión permitida en los medios corporativos. Ocupa ha demostrado que es posible ganar un amplio apoyo para algunas de las ideas de la izquierda: impuestos para los ricos, la creación de puestos de trabajo, terminar con las guerras, y exigir mayor responsabilidad de los dirigentes políticos.

Si los campamentos se mantienen o no, el movimiento ya ha proporcionado un lugar de encuentro para miles de veteranos del movimiento laboral, de organizaciones populares, y miles de gente nueva en el activismo político, para unirse y hacer causa común.

Muchas de las acciones de Ocupa se han centrado en defender el derecho a la libertad de expresión y de asamblea pacífica, es decir, el derecho a la protesta política. Pero Ocupa también ha profundizado sus vínculos con las luchas más inmediatas de la clase obrera, desde la resistencia a los salvajes recortes presupuestarios y el cierre de las escuelas, a apoyar huelgas y la lucha contra los desalojos de viviendas hipotecadas--creando redes de activistas que ahora tienen la experiencia práctica de la solidaridad mutua para poner en uso en las luchas porvenir.

Desde la convocatoria a una huelga general en Oakland, California, a los piquetes en apoyo de los trabajadores despedidos en Sotheby, en Nueva York, Ocupa ha mostrado un potencial para construir una izquierda masiva y militante en EE.UU., por primera vez en décadas.


AHORA, LA pregunta para los activistas es si y cómo reconstruir los campamentos que han sido arrasados por la policía y las autoridades locales--casi todas...demócratas.

Algunas voces en la izquierda aconsejan al movimiento aceptar la pérdida de los campamentos. Según este argumento, los activistas pueden ahora abandonar la estrecha cuestión de la defensa de su derecho a ocupar un espacio público, para tomar cuestiones más profundas, como las luchas con las se ha vinculado en los últimos meses.

Pero mientras estas luchas son sin duda muy importantes, aquellos que quieren dejar los campamentos atrás están pasando por alto algunos puntos cruciales.

Primero que todo, los aparatos de seguridad del estado, engordados con cientos de miles de millones en su presupuesto desde Septiembre 11, 2011, están siendo utilizados contra aquellos que sólo quieren criticar una sociedad en la que el 1 por ciento de la población controla el 40 por ciento de la riqueza, y cuestionar cómo la ley permite a las corporaciones comprar los favores de ambos partidos políticos.

Ese ataque a los derechos democráticos básicos debe ser confrontado, y los activistas deben mantener la presión sobre políticos como Michael Bloomberg y el alcalde de Chicago Rahm Emanuel, quienes adaptan su interpretación del derecho a la libre expresión para atender a los intereses del 1 por ciento.

La importancia de la lucha por el derecho a la protesta y contra la violencia policial quedó manifiesta con el masivo rally y Asamblea General del 21 de noviembre en la Universidad de California Davis, en respuesta a la fumigación con gas pimienta sobre los activistas. Alrededor de una cuarta parte de toda la población estudiantil--y tal vez más--asistieron, según las estimaciones.

En segundo lugar, los campamentos Ocupa son mucho más que sólo símbolos del movimiento. Ellos, y la organización que ellos requieren, proveen un espacio para que las personas se conecten a la lucha, y donde puedan plantear sus propias reivindicaciones, aprender sobre varios asuntos, y escuchar y participar en los debates acerca de cómo avanzar la lucha.

En las ciudades donde los campamentos han sido descontinuados, así como aquellas que en que un campamento nunca se estableció, como en Chicago, los activistas deber considerar cómo mantener esta interacción abierta.

Otra importante pregunta para el movimiento es su actitud hacia el sistema político dominante. Por un lado, sindicatos como la Unión Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) y organizaciones liberales como MoveOn.org desean usar Ocupa como una marca para sus millonarios esfuerzos electorales--como con el campamento "Ocupa el Congreso" en Washington DC que intenta poner presión sobre los congresistas republicanos, pero no sobre Barack Obama y los demócratas.

Una de las fortalezas del movimiento ha sido su capacidad y voluntad de criticar al sistema político en su totalidad, no sólo a una de sus alas. De hecho, la mayoría de los activistas que han llegado a Ocupa están buscando la manera de construir un movimiento duradero en sus propias comunidades, mientras forjan relaciones con personas con ideas afines en otras localidades.

Por ello, es importante considerar lo que Ocupa ha logrado hasta ahora. En sus dos meses, el movimiento ha validado los sentimientos de decenas de millones furiosos con los dirigentes bancarios y corporativos, que a pesar de la crisis económica han prosperado, mientras el pueblo obrero sigue perdiendo terreno y es empujado a la desesperación por las deudas y la pérdida de sus hogares y trabajos.

Mantener ese espíritu en el centro de la lucha es clave para el futuro del movimiento.


LA SOSTENIDA ofensiva contra el movimiento Ocupa no ha sido sólo a manos de la represión policial. Hay también un componente ideológico--y algunas de las figuras más prominentes llevando a cabo esta campaña dicen apoyar los ideales del movimiento.

Pero la próxima vez que escuche a un liberal, como la rectora de la Universidad de California-Berkeley, justificando la represión policial, declarando que la acción directa y no violenta del movimiento Ocupa no tiene nada que ver con aquellas del movimiento por los derechos civiles de la década de 1960, considere estas palabras de Martin Luther King Jr., pronunciadas en 1967, cuando King propuso que un Movimiento del Pueblo Pobre estableciera un campamento en Washington, DC:

El movimiento debe considerar la cuestión de la reestructuración del conjunto de la sociedad estadounidense. Hay cuarenta millones de pobres aquí. Y un día, debemos hacer la pregunta, "¿Por qué hay cuarenta millones de personas pobres en Estados Unidos?" Y cuando comienzas a hacer esta pregunta, estás planteando preguntas acerca del sistema económico, acerca de la más amplia distribución de la riqueza. Al hacer esta pregunta, empiezas a cuestionar la economía capitalista. Y estoy diciendo esto cada vez más, tenemos que comenzar a cuestionar toda la sociedad.

Estamos llamados a ayudar a los desalentados mendigos en el mercado de la vida. Pero un día, tenemos que llegar a ver que un edificio que produce mendigos necesita una reestructuración. Esto significa que las preguntas deben ser hechas. Ya ven, mis amigos, cuando tratáis con esto, comenzáis a hacer la pregunta, "¿Quién posee el petróleo?" Comenzáis a preguntar, "¿Quién es dueño de los minerales?" Comenzáis a preguntar, "¿Por qué uno debe pagar por el agua en un mundo que es dos terceras partes agua?" Estas son preguntas que deben hacerse.

Estas preguntas han estado sin respuesta por más de 40 años, aunque los políticos utilizan cada año el día en que conmemoramos a Martin L. King para asegurarnos de su compromiso con la igualdad.

Ahora, Ocupa ha hecho estas preguntas una vez más. Pero mientras King se centró en la lucha de los afroamericanos y de los pobres excluidos del Sueño Americano en medio de una economía en auge, hoy, toda la clase obrera americana enfrenta un profundo y permanente deterioro en su calidad de vida, por medio de recortes salariales, desempleo y arrasadoras reducciones a lo que queda de la red de seguridad social.

En los días de King, los políticos prometieron a los afroamericanos, las mujeres y a muchos otros que lucharon por un cambio, que si eran pacientes, verían los resultados... algún día. Hoy, sin embargo, demócratas y republicanos marchan a paso acelerado para imponer austeridad, austeridad y más austeridad.

Nuestro futuro, nos dicen, va a empeorar--y que es mejor comenzar a acostumbrarnos. El único debate que tienen es sobre cuánto más para reducir, en lugar de cómo crear puestos de trabajo y dedicar los recursos a los que necesitan con urgencia.

El movimiento Ocupa, siguiendo el consejo de King, ha comenzado "a hacer preguntas sobre toda la sociedad". Y los activistas han obtenido una respuesta por parte de las autoridades, pero en la forma de una granada de gas que casi le costó la vida al veterano de la guerra de Irak Scott Olsen, de gas pimienta sobre la cara de los manifestantes en UC Davis, de la destrucción de la biblioteca popular de Ocupa Wall Street, y de redadas policiales, estilo militar, sobre los campamentos de Ocupa en todo Estados Unidos, coordinadas por alcaldes demócratas doble-lengua.

Pero Ocupa no ha sido derrotado. Al contrario, los activistas debaten cómo afrontar los nuevos desafíos--desde solidarizar con el Sindicato Internacional de Estibadores y Bodegueros para confrontar el ataque antisindical de la agro-corporación EGT, a prepararse para las negociaciones contractuales de los trabajadores del tránsito en Chicago y Nueva York.

Muchas otras, más pequeñas, luchas ha sido energizadas con activistas que se han alzado contra las mentiras de los políticos y los bastones de la policía. Ocupa, después de todo, cuenta con el apoyo de la clase obrera, y para seguir adelante debe que involucrarse en cada lucha de los trabajadores.

La pérdida de los campamentos es un duro golpe, pero no uno fatal. En Francia, después de Mayo de 1968, un popular poster expresaba: "El comienzo de una prolongada lucha". Ocupa no han alcanzado el nivel de los acontecimientos de Francia en 1968, pero está claro que está al comienzo de algo, con grandes batallas por venir. El tiempo para prepararse es ahora.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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