Un revés a la austeridad en UE

May 25, 2012

Situación política en Europa se vuelve más volátil así como la economía se deteriora.

EL RECHAZO de los votantes en Grecia y Francia a la austeridad y el aprieto de los bancos de España son dos caras de la crisis política y económica europea--y potencian una nueva ola de resistencia.

El resultado de las elecciones griegas del 6 de mayo cambió el terreno político europeo, catapultando a Coalición de Izquierda Radical (SYRIZA) al segundo lugar, no muy detrás del partido conservador Nueva Democracia, mientras el principal partido de centro izquierda, el PASOK--que impuso la austeridad de los últimos tres años--colapsó.

Ya que ningún partido pudo formar una coalición de gobierno, una nueva elección será realizada el 17 de junio. En ellas, SYRIZA--cuyo programa incluye un rechazo a la austeridad, un enorme incremento en el gasto social y agresivos impuestos para los ricos--podría convertirse en el primer partido.

Pero al mismo tiempo, la elección griega le dio la oportunidad al partido nazi, Aurora Dorada, para llegar al parlamento por la primera vez. La polarización en las urnas es un reflejo de las políticas de austeridad que sólo han profundizado la crisis económica y empujando a millones al desempleo y la pobreza.

French voters celebrate the defeat of conservative former President Nicolas Sarkozy

La misma dinámica puede ser observada en otros países del continente. El respaldo de los principales partidos a la reducción del gasto social ha dado a la extrema derecha una oportunidad para posar populistas, criticando las medidas exigidas por los bancos para mantener el euro, mientras empujan una política anti-inmigrante y nacionalista.

Esta fórmula la que dio a Marine Le Pen, del Frente Nacional de Francia, un 17,9 por ciento de los votos en la primera ronda de las presidenciales de abril. En los Países Bajos, el partido anti-inmigrante Libertad recientemente abandonó de la coalición de gobierno en protesta contra las medidas de austeridad y bien podría convertirse en el partido más votado en las próximas elecciones.


PERO CON un nuevo hincapié económico fermentando en Europa, los comicios en Grecia y Francia afirman que la izquierda aún tiene la iniciativa--un aire fresco para todas las fuerzas anti-austeridad. El problema para el movimiento sindical y la izquierda en Europa será llevar la lucha de protesta en las urnas a la fábrica, confrontando directamente el capital.

Hay una ventana de oportunidad para hacerlo. Con la victoria de François Hollande, el Partido Socialista descarriló la exigencia franco-alemana por austeridad fiscal para apuntalar el euro--moneda compartida por los 17 miembros de la UE. El derrocado presidente francés Nicolas Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, centraron su programa en recortes al gasto social, alza de impuestos, despidos masivos y rebajas salariales, en los países más endeudados de la eurozona.

Po cierto, Hollande no es un radical, sino más bien un moderado. Él es un protegido de los líderes del Partido Socialista del entonces presidente François Mitterrand, en el poder durante los 80', con un programa de prometedoras reformas, luego abandonadas frente a la presión de la patronal.

Mas Hollande también se haya bajo presión de su propia base electoral, así como por los que apoyaron a Jean-Luc Mélenchon, candidato del Frente de Izquierda, quien se llevó el 11,1 por ciento de la votación en primera ronda presidencial.

Pero, ¿qué dirección tomará Europa? Eso está hoy siendo luchado más intensamente en Grecia, el centro de la crisis de la deuda dejados por el colapso económica del 2008.

Como en muchos otros países, el gobierno griego tomó la responsabilidad por las deudas contraídas por sus bancos privados, aun lidiando para hacer los pagos de la deuda pública. Los varios rescates organizados por la "troika"--el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional--fueron diseñados para aliviar no al pueblo obrero griego, sino para repuntar los libros de los bancos alemanes, franceses y otros .

Esta austeridad sólo ha acelerado el declive económico de Grecia, contrayendo su economía los últimos cuatro años. Los analistas esperan que Grecia se contraiga otro 5 por ciento en el 2012. Ninguna economía europea avanzada ha visto una crisis de este tipo desde la Gran Depresión de los años 1930s.

La resistencia en Grecia ha persistido, con más de una docena de huelgas generales y un sinnúmero de movilizaciones y protestas, desde que la economía se deshizo en el 2009.

Cuando el gobierno del ex primer ministro, George Papandreou, propuso un referéndum sobre si Grecia debe conservar el euro como su moneda, a costa de la austeridad masiva, fue destituido bajo presión de la troika y remplazado por con un ex oficial del BCE, favorito de los burócratas de la UE en Bruselas. Silvio Berlusconi, el derechista ex primer ministro de Italia obligado a dimitir cuando Alemania y Francia exigieron profundos recortes al presupuesto de gobierno y un ataque a las leyes que protegen a los trabajadores-- tuvo un destino similar.

Esa fue una lid entre la "austeridad" de las élites europeas y la democracia desde abajo--una que la austeridad al perecer ganó.

Es por eso que el resultado de las urnas griegas es tan importante. La crecida de SYRIZA denota no sólo la masiva oposición a la austeridad, sino también refleja una intensificación de la lucha de clases.

Implementar el programa de SYRIZA--obligar a los empleadores a pagar más impuestos y detener la fuga de capitales, por ejemplo--requerirá un nivel aún más alto de lucha. Aunque el líder de SYRIZA Alexis Tsipras dice que Grecia no abandonará el euro bajo un gobierno liderado por SYRIZA, la coalición también se comprometió a dejar de hacer los pagos de la deuda, a menos que la troika renuncie a sus exigencias de austeridad como condición para nuevos préstamos.

Esto plantea la posibilidad de que Grecia sea efectivamente expulsada de la UE. En ese caso, la clase obrera debe estar preparada para parar a los patrones griegos de robar aún más riqueza con el regreso de una nueva, devaluada moneda griega.


LA ELEVADA posibilidad de la salida griega del euro ya ha enviado una nueva ola de miedo a través de la economía europea.

Como una prueba más de la debilidad de los bancos españoles, ese país se ha visto obligado a pagar mayores tasas de interés para cubrir sus deudas, mientras persigue sus propias políticas de austeridad. Con $306 mil millones, el rescate griego secó los lánguidos fondos disponibles para otros, así que la crisis bancaria que se avecina en la azotada España--la cuarta economía de la eurozona--podría abrumar los esfuerzos para mantener la UE intacta.

Como el New York Times observó: "En una temporada de lúgubres proyecciones para Europa, ésta podría ser la más escalofriante: Grecia abandona la moneda de la UE, el euro, al mismo tiempo que el sistema bancario español se derrumba." Y tras los talones del movimiento de los indignados del año pasado, la resistencia popular al nuevo gobierno conservador de España crece con protestas y una huelga nacional de maestros el 22 de mayo.

Italia, la tercera economía de la eurozona, pronto podría encontrarse en la misma situación. Al igual que en Grecia, los votantes italianos han dejado sentir su ira contra los partidos tradicionales: en la ciudad de Parma, un nuevo partido anti-austeridad, liderado por un cómico, capturó el gobierno local.

Incluso en Alemania, que ha prosperado en los últimos años, los votantes en el importante estado de Renania del Norte-Westfalia dieron a los demócratas cristianos de Merkel su peor resultado desde 1950. Y en Frankfurt, protestas inspiradas por el movimiento Ocupa atrajeron más de 30.000 a su principal evento, dando un mentís a la idea de que los alemanes apoyan los esfuerzos de su gobierno para exprimir los países más pequeños y débiles de Europa.

Así como la economía europea se deteriora, la volatilidad política probablemente continuará. Mientras los capitalistas europeos están dispuestos a hacer algunas concesiones en el corto plazo, su programa global es trasladar el costo a largo plazo de la crisis sobre la clase obrera. El único modo de poner fin a estos ataques y cambiar el rumbo es la lucha de un movimiento obrero y una izquierda revitalizados.

Lo mismo ocurre en EE.UU., donde los patrones son aún más despiadados que en Europa en exprimir salarios y recortar el gasto social, incluso con un continuo gasto militar imperial. El alzamiento laboral de Wisconsin y la rápida propagación del movimiento Ocupa el año pasado mostraron el potencial para una nueva lucha contra estos ataques. Sin embargo, la resistencia tiene que ser sostenida durante meses y años para cumplir con el desafío de detener la austeridad.

La lección de Grecia es que la lucha obrera y comunitaria debe ir de la mano con la construcción de organizaciones políticas de izquierda que puedan plantear una alternativa a la austeridad y la guerra.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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